Summer: capítulo 5.
Ahora sí que paso de introducción, porque si no no me da tiempo. >.<
5.- Leak at dawn (Fuga al
alba).
Dan no me llamó en los
dos días siguientes, ni yo me atreví a hacerlo. O más bien, se me
olvidó, porque me había pasado ese tiempo pensando: no estaba
dispuesta a hacer sufrir más al chico, pero me gustaba. El corazón
me decía que lo intentara, pero el sentido común me gritaba que
ambos acabaríamos sufriendo. Llegué a la conclusión de que debía
ser firme en mi convicción de no ir a más con él cuando, la noche
del segundo día, mientras yo miraba las estrellas en la terraza,
Tyssa me golpeó en la cabeza con uno de sus libros.
-Ve siempre a por todas,
hermanita -me dijo, y volvió a su libro.
Me fui a acostar pensando
en sus palabras y con la música de fondo.
El timbre del móvil me
despertó de madrugada.
Me había quedado dormida
escuchando las canciones que tenía en el teléfono, pero como el
tono de llamada sonaba bastante más alto, me despertó de un
sobresalto. Miré la pantalla.
-¿Dan? -respondí, con
tono soñoliento.
-Vaya, pensé que no te
encontraría despierta -me dijo alegremente.
-No estoy despierta
-repliqué, fastidiada y con la voz pastosa-. ¿Qué quieres?
-Tenemos una sorpresa en
casa. Una numerosa y ruidosa. ¿Quieres venir a verla? ¡Te
encantará! -me ofreció con su voz más simpática.
La sospecha de qué podía
ser esa "sorpresa" me acudió como un rayo. Sí que quería.
-Claro -dije, bostezando
mientras me levantaba de la cama.
-¡Genial! Date prisa en
prepararte. Estaré allí enseguida.
-Vale -respondí. No me di
mucho brío, y Dan estaba bajo mi ventana antes de lo previsto. Al
menos me había dado tiempo a no parecer una loca.
-¡Vamos, o nos lo
perderemos! -noté en su voz una alegría inusitada dada la hora.
Salté por la ventana sin
hacer ruido. Dan me cogió de la mano sin siquiera un saludo y echó
a correr.
-Dan, tengo mucho sueño
-le susurré, por temor a despertar a alguien-, ¡no corras!
-¿Prefieres que te lleve
en brazos?
-Está bien, está bien
-acepté, y me puse a su altura. La carrera y el frío me ayudaron a
despejarme.
Entramos por la puerta de
su casa y acto seguido unos alaridos me atacaron los tímpanos.
-¿Eso es...? -intenté
decir, entre jadeos.
-Ven -me dijo serenamente,
intentando recuperar también la respiración por el carrerón. Pude
oírlo a través del estruendo.
Lo seguí. Me fijé en que
el chico tenía una sonrisa de oreja a oreja, como la de un niño en
la cena de Nochebuena, que se muere por abrir los regalos. Era la
sonrisa de un pequeñajo que no hubiera conocido el dolor. Parecía
que tuviera seis años con esa expresión inocente.
Me guio hasta una
habitación amueblada sobriamente: el origen de los alaridos. En ella
estaban Astrael y un veterinario. Dan y yo nos acercamos para ver
nacer al último de los "nuevos escritores". Los otros
cinco, mientras tanto, lloraban lo suficiente para hacer que me
dolieran los oídos. Cuando el último cachorro hubo nacido, Astrael
y el veterinario salieron de la habitación para hablar con menos
ruido.
-Son preciosos -dije,
agachándome con Dan a verlos. En realidad eran bolitas sonrosadas de
piel, tan pequeñas que, si parpadeabas, las perdías de vista, pero
ni Dan ni yo podíamos quitarles los ojos de encima. Menudas sonrisas
de bobos teníamos.
-Ya ha pasado todo,
Shelley -le dijo Dan en voz baja a la madre, mientras le acariciaba
la cabeza. Ella se afanaba en limpiar a sus retoños.
De tanto mirar a los
cachorros (que seguían aullando como para romper cristales), empezó
a entrarme sueño de nuevo.
-Dan -lo llamé. Él giró
la cabeza hacia mí-, muchas gracias... -no terminé la frase; los
ojos se me cerraban.
-¿Por qué?
-Por traerme a ver esto.
Me siento... afortunada -sonreí y apoyé la cabeza en los barrotes
del corralito en que estaban Shelley y los cachorros, que aún
montaban un escándalo de miedo. Pero yo tenía demasiado sueño para
continuar despierta.
-Sabía que te gustaría
-afirmó.
-Me ha encantado
-confirmé, y cerré los ojos. Antes de quedarme completamente
dormida, y haciendo un esfuerzo descomunal, abrí los ojos, me
acerqué a Dan, le pasé los brazos alrededor del cuello y le di un
beso en la mejilla. Lo vi sonreír con dulzura antes de volver a
cerrar los ojos. Apoyé la cabeza en su hombro.
-Eh, Iris, ¡que te
duermes! -Dan me agitó por un brazo, pero yo apenas lo noté. Me
quedé durmiendo ahí mismo.
Cuando abrí los ojos no
reconocí el techo. Parpadeé y giré la cabeza.
-¿Daniel? -susurré,
extrañada.
Miré a mi alrededor.
Estaba tumbada junto a él en una cama de matrimonio. Pensé que
sería la habitación de sus padres, pero por la decoración, sin
duda era la de Dan. Cuando me paraba a pensar en su situación
económica, me sentía pobre en comparación.
Me quedé mirando al techo
mientras trataba de despejarme y escuchando el silencio. El silencio.
-Dan, Dan -lo llamé,
moviéndolo por un hombro.
Él se despertó, me vio y
sonrió. Aquella sonrisa, que sin duda le salió involuntariamente,
me derritió por dentro; pero volví a desechar el sentimiento: tenía
otras cosas en qué pensar.
-¿Qué ocurre? -me
preguntó, desperezándose.
-Bastantes cosas. Pero la
primera es: ¿dónde están los cachorros? No los oigo.
El chico miró la hora en
su reloj: las 5:30 de la madrugada.
-Hace un par de horas que
se han callado. No me han dejado dormir hasta entonces.
-Perdona...
-No importa -bostezó-,
prefiero charlar contigo.
Me miró, y mi irrevocable
convicción de no tener una relación romántica con él se desmoronó
de un plumazo. Casi ni me acordaba de eso teniéndolo cerca.
-¿Cómo he llegado hasta
tu habitación?
-Te has dado cuenta
-observó-. Te traje yo.
-Y aprovechaste para
dormir a mi lado -le reproché.
-No sabía si tendría
otra oportunidad -me respondió-. ¿Te fías de mí?
-Sí -asentí-, así que
no preguntaré qué has hecho hasta que los cachorros se han callado.
-He sido respetuoso, mi
señora -dijo, subiendo las manos-. Me he pasado el tiempo pensando.
Y mirándote.
-¿Mirándome dormir?
Debía de parecer un trol.
-Estabas muy mona. Como
ahora. Te queda extrañamente bien el pelo revuelto.
Aparté la mirada con un
suspiro de aburrimiento.
-Oh, vamos, lo digo de
corazón. Esta vez sí.
-¿Eso quiere decir que
las otras veces no sale del corazón?
-Todo lo demás lo pienso
antes. En esta ocasión ha sido sin darme cuenta.
Sonreí. Me acomodé a su
lado en la cama y empecé a juguetear con su pelo mientras paseaba la
mirada por la habitación y escuchaba su respiración. Me descubrí
deseando que aquel momento no acabara nunca. Aquella vez no pude
rechazar el sentimiento, una extraña agitación en el pecho. Seguí
pensando en las musarañas.
-Falta algo -solté de
repente.
-¿Horas de sueño?
-preguntó.
-No, es otra cosa. Un
ruido. Uno que a veces pasa desapercibido.
-Mmmm... Yo solo oigo el
delicioso silencio ahora que se han dormido los cachorros.
Me quedé un momento
pensando.
-Los trenes.
-¿Trenes? ¿Vives cerca
de un estación?
-No, de un paso de trenes
de mercancías. Ese es el ruido que echo en falta. Siempre se oyen en
la madrugada -suspiré-. No creo que pudiera vivir sin ese sonido.
-¿No es un ruido molesto?
-Qué va. Es... no sé
cómo explicarlo. Evoca la infinidad del Universo y la lejanía de
las estrellas -miré a Dan pensando que se reiría.
-¿Oyes trenes de
mercancías o la lira de Apolo? -me dijo, con una sonrisa de
incredulidad.
-Supongo que es una
comparación muy profunda para algo tan sencillo.
Dan se encogió de
hombros.
-¿Tienes hambre? -me
preguntó.
Bajamos a la cocina a
desayunar.
-¿Qué te apetece?
¿Melocotón, cereales, moras...?
-¡¿Moras?! -salté.
Hacía tiempo que quería tomarlas de desayuno.
-Entendido -se puso a
sacar cosas del frigorífico. Pensé que no podía dejarle hacer
todo. Me había pasado la tarde en su piscina, dormido en su casa...
No hacer nada ahora era ser maleducada. Me levanté, y le dije que yo
me encargaba. Quería hacerlo por él, devolverle de alguna manera
todos los momentos divertidos que me había dado.
-Como quieras -aceptó, un
poco extrañado.
Astrael apareció también
con los perros detrás (menos Shelley). Serví el desayuno para los
tres, y el mayor de los hermanos, a sus perros.
-Deliciosas -me relamí,
comiendo las moras.
-A tu salud -dijeron a la
vez los hermanos, con la boca llena. En aquel momento me sentí más
dichosa que nunca antes, no solo por ver a los dos chicos sin
pelearse por una vez.
Una media hora más tarde,
Dan y yo estábamos en la puerta de su casa, servidora dispuesta a
marcharse.
-Oye, perdona por haberte
llamado ayer tan de repente. Llevábamos dos días sin hablar... -se
excusó.
-Ya te he dicho que me
alegro. Aunque las cosas estaban un poco raras después de lo de la
última vez...
-Hagamos como si no
hubiera pasado nada, ¿vale? -¿Así íbamos a solucionarlo? ¡Pues
vaya!
-Claro, ¿quién no es
capaz de olvidarse en medio día de que se le han declarado? -dije,
irónica.
-Tú misma has dicho que
el ambiente estaba enrarecido.
-Sí, pero...
-Pues hagamos como si no
hubiera ocurrido. Mira, te invito a una fiesta este martes -Qué
habilidad para cambiar de tema.
-Dan, lo que me dijiste...
No es algo que quiera evitar.
Me miró como un gato. Con
una mirada despierta y perspicaz. Iba a decir algo más, pero no
tenía valentía para contarle mi decisión, que cojeaba de todas las
patas.
-Entonces, ¿seguimos con
esa sensación incómoda entre los dos?
Negué con la cabeza.
-Quiero que sepas que me
siento muy halagada. Pero tengo que pensar en lo que me dijiste. Solo
me quedan unas semanas aquí, y no quiero... hacerte daño.
Dan me puso una mano en el
hombro.
-Está bien -aceptó,
conciliador-. Lo entiendo. Esperaré, entonces. Ahora vuelve a tu
casa antes de que alguien te eche de menos -me sonrió, y me hizo dar
la vuelta para que me fuera.
-¡Espera! ¿Y lo de la
fiesta?
-Lo hablamos luego -me
guiñó un ojo y por fin me soltó los hombros. Puse rumbo a la casa
(por fin me sabía el camino) mientras me despedía de él con la
mano.
ME GUSTA. TANTO. ESTE. CAPÍTULO. TANTO, TANTO, TANTO. Lo disfruto cada vez que lo leo, y espero que a vosotras os guste también.
Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ^^ AHJGAJFGHAJGAJGAJGDJGDADGAJDGHA ¿SABES? PORQUE AHSGAHSGAHSGASHGSAHSGAHSGAHSGASGHAHSGHAGASA QUE ELLA SE HA PUESTO A ACARICIARLE EL PELO Y Y Y Y Y Y Y JODER QUE SE CASEN YA
ResponderEliminarPERRITOSSSSSSSSS *^*
me han encatado los 2 capitulos, sigue asi!! cada vez se pone más interesante jopee >.<
ResponderEliminarLo de los perritos asñkflaksjd aishh que cosa más linda *o* Además gracias a esos peluditos ellos han dormido juntos -muere porque en fin, demasiados feels- Y ella le acaricia el pelo, dios dios dios, deben estar juntos porque añsdlkfalsdjflask son tan jodidamente adorables que duele, justo aquí -se señala la patata- (patata=corazón xD) Estaba preocupada por ese distanciamiento pero al parecer han conseguido superarlo *-* Mis pequeños se van de fiesta, esto promete mucho love para todos *o*
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